Tipos de apego: el vínculo entre cuidador e hijo


¿QUÉ ES EL APEGO?

El apego es un vínculo que surge principalmente entre un cuidador y su hijo. La gran mayoría de personas desarrollamos este vínculo tan especial con nuestras madres o nuestros progenitores, para posteriormente formarlo con los hijos/as. Y es que las madres y los padres son especiales, nos conocen y nos proporcionan seguridad.

¿En qué consiste este vínculo? ¿Todo el mundo desarrolla el mismo tipo de apego con sus madres o padres? ¿En qué consisten los tipos de apego, y por qué se dan?


El apego es considerado el primer vínculo que formamos en nuestro ciclo vital. El contacto, la seguridad, la confianza y proximidad que los bebés desarrollan hacia sus madres son conductas de apego. Este vínculo comienza durante la gestación y es bidireccional (tanto de madre a hijo como de hijo a madre). Bowlby fue el primer autor que definió esta vinculación madre-hijo.


Mary Aisworth, mediante sus investigaciones, dio a conocer que existían varios tipos de apego, y que éstos dependían de los tipos de crianza que utilizara la madre con su hijo/a.

En primer lugar, podemos hablar de niños con apego seguro, cuando al estar cerca de su madre se sienten confiados y seguros para realizar conductas de exploración (jugar con juguetes, observar los objetos de la casa…). Cuando la madre se va, se ponen tristes e intentan buscarla, porque necesitan a su figura de confianza y seguridad. Ainsworth opina que este tipo de apego se da cuando la madre ha sabido ser sensible a las demandas de su bebé, y que por eso el niño ha mostrado confianza hacia su madre, porque sabe que ante una amenaza su madre estará ahí para socorrerlo. 

Por el contrario, los niños con apego inseguro evitativo, realizan las mismas conductas esté o no presente su madre. No la buscan, o la ignoran, y tienen un comportamiento más independiente. Podríamos decir que no sienten esa necesidad de proximidad hacia la madre. Ainsworth afirma que este tipo de apego surge cuando la madre no ha sido sensible a las demandas de su bebé, y  por eso el niño ha aprendido inconscientemente a que no puede contar con su madre si le pasa algo, por lo que tiene una actitud más independiente.

En tercer lugar, hay niños que desarrollan un apego ambivalente, es decir, algunas veces tienen conductas de proximidad hacia la madre y otras veces de rechazo. Esto se debe a que las pautas de crianza de la madre han sido inconsistentes, mostrándose muy sensible a las demandas del bebé en algunas ocasiones, pero  no en otras, lo que le crea confusión al bebé. 


Entonces, ¿qué relación tiene el tipo de apego con las relaciones forjadas en la edad adulta?

Se dice que el primer apego es importante porque es un factor determinante (pero no el único) de las relaciones futuras. Así pues, se ha demostrado que en muchas ocasiones un apego seguro en la niñez se convierte en apego seguro en las relaciones adultas, como por ejemplo en una relación de pareja. Lo mismo ocurre con los apegos inseguros.

Sin embargo, que hayas generado un tipo de apego u otro hacia tus progenitores no te condiciona por completo en tus relaciones adultas, ya que influyen muchos factores en ello. Además, se sabe que la terapia psicológica resulta muy efectiva para mejorar una relación, y formar vínculos seguros con las personas que te rodean. 


Mónica Martínez Román

Psicóloga colaboradora en Clínica de Llago