APRENDER DE LA SOLEDAD

 

Hoy en día las personas estamos acostumbradas a que nuestra atención esté enfocada (pero dividida) a un gran número de estímulos y objetos externos, como pueda ser la televisión o las redes sociales. Si, por ejemplo, nos sentimos solos y decidimos encender la televisión para, en busca de un estímulo, entretenernos y olvidar que estamos huyendo de la soledad, cuando se apague la televisión, nuestra gran enemiga seguirá ahí, en el mismo sitio donde la dejamos, provocándonos el mismo nivel de malestar, ansiedad o dolor.

¿Y si le damos la vuelta, y por un tiempo dejamos que pase a ser nuestra amiga?

Si una persona no ha experimentado la soledad y no ha sabido estar bien en ella, posiblemente busque desesperadamente otra compañía. Sea quien sea, por el simple hecho de existir y aparecer, ya consigue saciar esa necesidad de no estar solo consigo mismo.

Vamos a darle la vuelta a ese sentimiento. Si dejamos de ver la soledad como algo negativo y la convertimos en una oportunidad para conocerse a uno mismo, conseguiremos elegir relaciones de calidad con otros/as.

Puede que lo que venga a la mente al pensar en actuar así es egoísmo, por el hecho de querer buscar personas que nos beneficien y nos ayuden en nuestra transformación y crecimiento personal, pues es una prueba de coherencia, inteligencia y afán de superación en nuestra vida.

 

Estar solo no está relacionado con fracaso, sino con oportunidad.

¿Cómo aprendo a estar solo?

Bien, primero de todo deberíamos analizar las relaciones de amigos y familia que tenemos y ver que nos aportan. En ocasiones nos daremos cuenta que alguien nos limita, o intoxica las demás interacciones.

A lo largo de tu vida ¿no has querido hacer algo en soledad, pero al tener pareja o estar con amigos no has podido? Bien, es el momento de hacer tu lista mental de cosas pendientes, y hacerlas. No pospongas ese libro que dijiste leer, o no dejes de lado proyectos que para ti tienen importancia.

También puedes conectar con el exterior, salir de tu refugio en casa para ver qué te puede ofrecer la naturaleza, tu barrio o tu ciudad. Aprovecha el tiempo, también, para organizarte y hacer ejercicio o tomar el aire fresco y el sol matutino.

 

Por último, si al tomar esta opción de aislarte, encuentras que hay cosas que dan muchas vueltas en tu cabeza, o pensamientos que te preocupan, tal vez está apareciendo algo que estabas evitando a lo que le dabas la espalda. Entonces, quizás, si necesitas ayuda de un profesional puede ser un buen momento para empezar este proceso de cambio y mejora.

“Sólo salgo para renovar la necesidad de estar solo” Lord Byron (1788-1824).

 

 

Pau Vayá, colaborador en Clínica de Llago